Andrés Morales

Santiago 1962

Ha publicado veinticuatro libros de poesía en diferentes países. Recientemente, publicó Escrito (2013), A los muertos (2016), Tránsfugo (2017), Variaciones sobre “La Pantera” y otros poemas (2018) y Escrito en Glagolítico (2018). Ha sido traducido a trece idiomas. Entre otros, ha recibido el Premio de Poesía Pablo Neruda (2001), Primer Premio en el Concurso Internacional La Porte des Poètes (París, 2007) y el Premio Hispanoamericano Andrés Bello (Madrid, 2014). Es miembro de la Academia Chilena de la Lengua.

Un mundo que ya no conozco.

¿Dónde están los maestros de las piedras,
aquellos que domaron los colores?

¿Dónde están, dime, no los príncipes
ni las águilas de imperios ya caídos,
sino el que quiso quebrar a la palabra,
el que hundió sus manos
en la música del agua?

Tal vez en las alturas
o en el infierno mismo.

Yo sé que no conozco al mundo en su derrota.

El espacio de la muerte
cabe entero en una mano,
en un cráneo solitario
y en el llanto de los niños.

Espera, como siempre,
al arlequín de turno,
al tubérculo marchito,
al odio de los dados.

La ropa de los muertos
es aquel espacio mismo
donde ese parto es carne
de una flecha que desgarra.

La sangre del más puro
y la sangre del inmundo
se mezclan en la misma
abyecta sopa helada.

Así el espacio avanza
cada día un poco
y se quiebra la balanza
y se anulan tempestades.

Yo siento el viento frío
en el cuerpo y la cabeza.

Un caballo llora
al sur de los espejos,
cruje el mar, la tarde
solemnemente fría.

El hábito molesta,
la piel estalla en gotas
de un sudor espeso,
fétido e insomne.

Los perros se golpean.
se muerden, agonizan,
los gatos se degüellan
y beben sus orines.

El hábito maldice
al cuerpo en su delito:

Y un niño rompe en llanto.

Y un niño rompe en llanto.