Santiago 1981
Ha publicado Para un cuerpo perdido (2008), Colores descomunales (2012) y, junto a Laura Petrecca, Aquí vivía yo (2015).
NO SÉ SI los cuadros
colgantes soportan
el viento. En el
galpón de honduras,
quise recordar
la plaza gastada y
sus palomas, que algo
de globo o de palabra
tienen. Siempre
adentro del simulador,
en ese Mall en cuyo
centro pende un sol
de plumavit,
se llega
a él, y a tener
la emoción de
la caída. Otros,
bajo los asientos,
se toquetean atrás del cuello
como buscando ganchos.
SECUENCIA hechiza,
p.ej.:
Nagasaki,
en la
palma
de mi
mano
c
re
ciente hon
go
que devas
ta
mi más
firme
empuñadura,
y se irradian,
extensivamente,
sus consecuencias
por mi cuerpo,
y el pelo
se me
cae
CUERPOS colgados,
desollados
como en un matadero
encima la proliferación
de imágenes cambiantes
que los vivificaban
y confundían con los
muros de ese hangar
inabarcable
sus sombras como
puntos, fracturas
inmutables
en el cambio sin fin
de las imágenes
(ultra fondeado
el proyector)